Cierto es que venía fumando desde hacía más de quince años y que la cerveza me volvía loco; bebía sí aunque no creo que fuera excesivo. De la noche a la mañana un dolor abdominal terrible y una fuerte diarrea me hicieron dirigirme casi instintivamente a la clínica. Un buen amigo me recomendó al doctor, sin el cual si me pongo en plan sincero, no creo que hubiera superado aquello y menos aún habría conseguido dejar las birras y el tabaco. Es un gran tipo, se implica a tope con sus pacientes, incluso con los más desastrosos como yo.