Su profesionalidad era incuestionable pero su calidad humana y el intentar siempre ante todo que el paciente no sufriera era vital. Nosotros los enfermos echaremos de menos esa positividad que siempre trasmitia pero ustedes su familia sepan que se fue una persona con los deberes más que cumplidos que regaló amor comprensión y sobre todo nos supo oir

Tan cercana y relativizando la enfermedad, enseñando a vivir con ella, ahuyentando miedos y siempre con esa sonrisa que hace olvidar que estás en la consulta. Un placer tenerla como médico.